Cómo funciona el sistema de control de tracción en los vehículos
El control de tracción es un sistema de seguridad automovilística diseñado para prevenir la perdida de adherencia cuando el conductor se excede en la aceleración del vehículo. En general se trata de sistemas electrohidráulicos.
Funciona de tal manera que, mediante el uso de los mismos sensores y accionamientos que emplea el sistema ABS, se controla si en la aceleración una de las ruedas del eje motriz del automóvil patina y en tal caso, el sistema actúa con el fin de de reducir el par de giro y así recuperar la adherencia entre neumático y firme, realizando una (o más de una a la vez) de las siguientes acciones:
– Retardar o suprimir la chispa a uno o más cilindros.
– Reducir la inyección de combustible a uno o más cilindros.
– Frenar la rueda que ha perdido adherencia.
Algunas situaciones comunes en las que puede llegar a actuar este sistema son las aceleraciones bruscas sobre firmes mojados y/o con grava, así como sobre caminos de tierra.
Algunos fanáticos del automovilismo descreen de las ventajas del control de tracción, ya que consideran que le quita al conductor parte de su habilidad y control del vehículo.
Las siglas más comunes para denominar este sistema son ASR (Automatic Stability Control) y TCS (Traction Control System)o EDS
Este mecanismo, creado por Bosch en el 1985, asegura el contacto máximo del vehículo.
Entre los neumáticos y la superficie, ya sea autopista , calle o carretera, aun cuando el conductor gire, frene o acelere imprevistamente.
Podemos mencionar que el control de tracción es un mecanismo que se encarga de afianzar los neumáticos del vehículo mientras el conductor maniobra, independientemente del terreno sobre el cual se mueva; brindando una mayor estabilidad durante el manejo. Si las ruedas no reciben suficiente presión, es probable que el vehículo no acelere bajo determinadas condiciones, se vuelque o patine al dar un viraje poco pronunciado.
Este elemento trabaja de manera conjunta con los neumáticos para asegurar el contacto máximo con la vía, aun bajo condiciones inadecuadas. Por ejemplo, la superficie de una carretera mojada o helada reducirá perceptiblemente la fricción (tracción) entre las ruedas y el pavimento, y puesto que los neumáticos son la única pieza del auto que toca realmente la tierra, cualquier movimiento que requiera maniobrar sobre el camino puede tener consecuencias serias.
El control de la tracción es parte de una serie de tres progresos tecnológicos integrados en los vehículos a mediados de los años ochenta, estos avances son: el ABS (1978), el mismo control de tracción (1985) y el de estabilidad (1995). Las tres tecnologías fueron creadas en los laboratorios de la Bosch Company en Alemania y todas persiguen un contacto adecuado entre las ruedas y el camino.
El control de tracción, (así como el sistema básico de ABS y otros componentes del auto) requiere algunas modificaciones; para comenzar, todos aquellos fabricantes que aun ensamblan automóviles con el viejo sistema acelerador de cable de acero, deben reemplazarlo por una conexión electrónica que controle el aumento de velocidad del vehículo, esto llevará a la desaparición del enganche mecánico entre el pedal del acelerador y la válvula que controla el flujo del combustible. En los modernos sistemas, un sensor convierte la presión ejercida sobre el pedal acelerador en una señal eléctrica, esta es utilizada por la unidad de control (similar a la empleada por el ABS) para generar un impulso eléctrico que controla la aceleración.
Tanto el ABS y el control de tracción realizan una labor en conjunto para buscar afianzar el automóvil sobre la tierra.